viernes, octubre 18, 2013

Emisarios de Marte

Curiosity confirma el origen marciano de algunos de los meteoritos encontrados en La Tierra.

Nuestro mundo recibe anualmente una gran cantidad de material interplanetario, que algunos cifran hasta en 100 Toneladas anuales, en lo que podríamos considerar el eco lejano de un proceso de acreacción que nunca llegó a detenerse del todo. La mayor parte son partículas tan finas que se vaporizan en la alta atmósfera, aunque algunos fragmentos son lo bastante grandes para sobrevivir y alcanzar la superficie, la mayor parte destinados a perderse en el fondo de los océanos. Algunos, pero, quedan en tierras emergidas, y su recuperación es una de los objetivos principales de numerosas expediciones científica, al representa la única oportunidad de examinar de forma directa en los laboratorios terrestres objetos de más allá de nuestro planeta, ya que hasta la fecha solo los Apolo han traido muestras desde otro mundo, en este caso La Luna, para tal fin.

No todos los meteoritos son restos de la formación del Sistema Solar. Aunque resulta sorprendente también llegan de objetos conocidos, como Vesta y, lo que es aún más interesante en una época en que su exploración centra buena parte de los esfuerzos en el terreno de las sondas interplanetarias, de Marte, donde grandes impactos, combinado con la inferior gravedad marciana, habría proyectado numerosos restos que quedaron en órbita solar, hasta que algunos de ellos se cruzaron con el camino de La Tierra.

Identificados como marcianos por su huella química, apenas se han encontrado unos pocos, como el famoso ALH84001 y sus supuestas señales de vida fosilizada, y por ello son extremadamente valiosos mientras no se haga realidad una misión que permita extraer y llevar a La Tierra muestras de material marciano, especialmente de partes de la corteza, ya identificadas desde las sondas en órbita, que pertenecen al conocido como Periodo Noachiano, hace unos 4.000 millones de años, cuando el planeta era mucho más cálido y húmedo que en la actualidad, y por tanto con una mayor probabilidad de que apareciera algún tipo de vida. Los fragmentos que nos llegan, procedente de eventos tan cataclísmicos, también pueden ofrecer información valiosa, pero no tanta como a la que se podrá acceder si un día se hace realidad esta misión tan anhelada por los científicos planetarios.

Uno de los "cargamentos" que se encuentran en estos meteoritos marcianos son diminutas burbujas de aire atrapado en su interior, muestras de la atmósfera que ahora, gracias a las mediciones realizadas directamente por Curiosity, permiten confirmar de una forma definitiva que estamos realmente ante fragmentos de Marte en La Tierra. Y la clave esta en la presencia y proporción entre el gas Argón y su isotopo pesado, el Argón 38.

Químicamente inerte, sin interaccionar o intercambiarse con la superficie o el interior de Marte, el Argón representa un elemento clave para entender los cambios ocurridos en su atmósfera. Presente en todo el Sistema Solar, la proporción entre ambos en el Sol o en Júpiter permanece inalterada desde su formación, siendo de 5.5, lo que significa que por cada 5.5 átomo de Argón encontramos 1 de Argón 38. En Marte esta es claramente menor, lo que significa que una gran cantidad de este primero se perdió en el espacio, mientras que el isótopo más pesado, que la débil gravedad marciana podía retener más facilmente, permaneció. 

El resultado fue una atmósfera más rica en Argón 38 de lo normal, como mostraron los análisis del aire contenido en meteoritos identificados como procedentes del planeta rojo, y que se movía entre 3.6 y 4.5, lo que encaja perfectamente con la visión de un pasado más cálido y una atmósfera más densa.

Hacía falta una confirmación definitiva, y esta llegaría con una medición directa, por parte de una sonda capaz de medir el Argón marciano de forma directa. Las Vikings no disponían de instrumentos demasiado precisos en este campo, por lo que sus datos, que situaron la proporción de este elemento y su isotopo pesado entre 4 y 7, mientras que Spirit y Opportunity, aunque también realizaron (y en el caso de este último, sigue haciendo) mediciones mediante su APXS, no estaban diseñados para tal fin.

Hacia falta algo mucho más avanzado y esto llego con Curiosity, cuyo laboratorio SAM nos ofrece finalmente un dato concreto: 4.2, una cifra que encaja con las ofrecidas por los meteoritos marcianos, y que por tanto la prueba definitiva de su origen. "Esta lectura directa resuelve el caso con todos los meteoritos marcianos", afirma Ann Arbor, autor principal del artículo sobre el tema publicado en Geophysical Research Letters.

Aunque no está preparado para medir directamente el grado de escape actual de la atmósfera marciana, algo que hará la futura sonda MAVEN, las mediciones de Curiosity le permiten confirmar que realmente esta fue más densa en un pasado lejano, y al mismo tiempo, como consecuencia, que restos de este mundo han llegado a La Tierra, tanto en el pasado como actualmente, como nos muestra la reciente caída y hallazgo del conocido como NWA 7034 en Marruecos. Marte, como vemos, está mucho más cerca de lo que podemos imaginar.


Allan Hills 84001, NWA 6963, Los Angeles 001 y NWA 7034, ejemplos de meteoritos identificados como de origen marcianos, y que Curiosity ahora confirma con sus mediciones directas.

Curiosity es el mayor laboratorio científico jamás enviado a Marte, capaz de realizar mediciones de todo tipo, desde los elementos químicos de la superficie y justo debajo de ella hasta la composición de la atmósfera.

Marte y La Tierra, 2 mundos mucho más conectados de lo que podemos imaginar. La presencia de meteoritos marcianos es una de los argumentos de aquellos que creen que la vida pudo llegar originalmente desde este primero.

NASA Rover Confirms Mars Origin of Some Meteorites

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