miércoles, julio 23, 2014

Sobre una blanca desolación

Mars Reconnaissance Orbiter nos ofrece una maravillosa visión de los campos de hielo del Polo Norte.

En su momento, visto como una tenue mancha blanca por los primeros telescopios terrestres, su evidente parecido con lo que existía en La Tierra impulsó la idea de un Marte "terrestre", habitable, y quizás hasta poblado por civilizaciones avanzadas. No eran extrañas tales ideas, dado que era, con diferencia, el planeta conocido más parecido al nuestro, más aún cuando la imaginación, apoyada por los pocos elementos visibles disponibles para evaluar la realidad de ese mundo, llenaba los vacíos que quedaban entre ellos. Y viendo un brillante casquete polar era difícil no dejarse llevar.

Hoy, de la mano de las diversas sondas interplanetarias que la han visitado o siguen explorándolo actualmente, sabemos que el Polo Norte marciano es un domo hielo, en parte de agua y en parte de Co2 congelado de forma estacional, que puede alcanzar hasta los 2 kilómetros de espesor, más o menos análoga a lo que podemos ver en zonas de La Tierra como Groenlandia o la Antártida, y cuyas innumerables capas, vistas desde la órbita, reflejan las variaciones climáticas a lo largo de las eras, guardando cada uno de ellas el registro de como era el clima en el momento en que fueron depositados originalmente. Y la cámara HiRISE de la Mars Reconnaissance Orbiter es capaz de mucho más allá, transportándonos tan cerca de ella que casi sentirnos sobre ella, y admirar su blanca desolación, tan extraña y al mismo tiempo tan familiar.

Este es el caso de la esta imagen, que muestra parte de las vastas llanuras planas que se extienden entre los vales y depresiones, generalmente lisas, compuestas por una fina capa de hielo de agua muy pura, y que aquí parece tener  textura áspera, con crestas y crestas depresiones a escalas de entre 1 a 10 Metros, algo que está comenzando a ser estudiados con las capacidades de alta resolución de la HiRISE, ya que la dicha textura varía notablemente alrededor del casquete polar, pero las causas aún no están claras. Esto influyen en el balance de energía local (la cantidad de luz solar reflejada y absorbida), que a su vez influye en los patrones climáticos polares y la estabilidad del hielo.

Una blanca pero hermosa desolación, campos de hielo que se extienden hasta más allá de horizonte...quizás un día podamos caminar sobre ellos, disfrutar de su extraña pero familiar belleza y descubrir los misterios que, quizás, se esconden bajo ellos.

El Polo Norte de Marte, una compleja espiral de hielo, compuesta de inumerables capas, registros geológicos de eras pasadas y por ello tan interesantes a la hora de estudiar este planeta. Desde La Tierra del siglo XIX y XX se veía como algo muy parecido a los polos terresteres, por lo que por extensión implicaba que el resto debía ser también muy parecido. Hoy sabemos que la realidad es muy diferente, aunque algunos aspectos, como los depósitos de agua helada, si que recuerdan a los terrestres.

En su momento apenas eras manchas en la distancia, hoy día podemos verlos desde pocos centenares de Kilómetros gracias a las sondas actualmente en órbita. Quizás un día los exploraremos directamente, caminando sobre esa blanca pero hermosa desolación. 

The Icy Surface of the North Polar Cap

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