miércoles, noviembre 05, 2014

Puentes de luz en el ocaso

Detectando Luz Zodiacal cerca de las zonas habitables de nueve estrellas cercanas. 

En La Tierra, allí donde los cielos son oscuros y limpios, un tenue resplandor difuso nos acompaña cuando la noche cubre ya el mundo con su manto de oscuridad, tanto al final del crepúsculo como antes del amanecer. Fenómeno conocido desde la antigüedad pero solo comprendido cuando empezados a expandir nuestro conocimiento más allá de los límites de nuestro planeta, recibe su nombre por extenderse sobre el plano de la elíptica, allí donde, desde nuestro punto de vista, transita el Sol a lo largo del año, y por tanto sobre las constelaciones del mismo nombre en que se divide.

Su origen es tan simple como el reflejo de la luz solar sobre la tenue nube de partículas que se extiende desde el propio Sol hasta las profundidades del Sistema Solar, alimentada porla colisión de asteroides y la evaporación de cometas. Confinada sobretodo al plano de la elíptica en el que orbitan los planetas, y por tanto también La Tierra, es como contemplar el invisible camino que estamos siguiendo alrededor de nuestra estrella, como una autopista normalmente invisible a nuestros ojos. Y si esto ocurre aquí, es sencillo suponer que también ocurre en otros sistemas planetarios. Es su propia luz exozodiacal. Un elemento a tener en cuenta cuando llegue el momento en que seamos capaces de conseguir imágenes directas de exoplanetas como el nuestro, que ya podrían resultar un obstáculo para tal objetivo y por ello afrontó recientemente el primer estudio sistemático a gran escala de este fenómeno alrededor de estrellas cercanas.

Utilizando el VLTI (Very Large Telescope Interferometer) en el rango del infrarrojo cercano, un equipo de astrónomos internacional observó 92 estrellas para investigar la posible luz exozodiacal proveniente de discos de polvo situados en sus zonas habitables, combinando después los nuevos datos con observaciones pasadas. En total se detectó en 9 de ellas, y en contraste con caso anteriores, el equipo no observó polvo que en un futuro acabará formando planetas, sino el que tiene su origen en las colisiones entre cuerpos pequeños, de unos pocos kilómetros de tamaño llamados planetesimales, similares a los asteroides y cometas del Sistema Solar."Si queremos estudiar la evolución de planetas similares a la Tierra cercanos a la zona de habitabilidad, tenemos que observar el polvo zodiacal en esas regiones alrededor de otras estrellas", afirma Steve Ertel, autor principal del artículo e investigador de ESO y de la Universidad de Grenoble."La detección y caracterización de esta clase de polvo alrededor de otras estrellas es una forma de estudiar la arquitectura y la evolución de sistemas planetarios".

Uno de los descubrimientos más sorprendentes se dió al estudiar las propiedades de las estrellas rodeadas por un disco de polvo exozodiacal, que en la mayor parte de los cosos correspondía a las más viejas, lo que plantea algunas preguntas relacionadas con nuestra comprensión de los sistemas planetarios. Cualquier producción de polvo conocida, causada por las colisiones de planetesimales, debe disminuir con el tiempo, ya que se reduce el número de planetesimales a medida que son destruidos, como posiblemente el disco de polvo del Sistema Solar, que vive una época de tranquilidad en comparación a su agitada juventud y por tanto no hay la misma actividad frenética, es menos denso y por tanto brillante que antaño. De ahí lo sorprendente del hallazgo.

La luz exozodiacal detectada en este estudio es un factor 1.000 veces más brillante que la vista alrededor del Sol, ya que la capacidad de los instrumentos, llevados hasta el límite, no daban para más. Eso significa que con casi total seguridad el número de estrellas que la contengan a los niveles del Sistema Solar es probablemente mucho mayor. Por ello estas observaciones son sólo un primer paso."El alto porcentaje de detección a este nivel tan brillante, sugiere que debe haber un importante número de sistemas que contengan polvo más débil, imperceptible en nuestros sondeos, pero mucho más brillante que el polvo zodiacal del Sistema Solar", explica Olivier Absil, coautor del artículo e investigador de la Universidad de Lieja. "La presencia de este polvo en muchos sistemas podría ser un obstáculo para futuras observaciones que tengan como objetivo hacer imágenes directas de exoplanetas tipo Tierra".

No es sencillo evitar dejarse llevar por la imaginación, volando a través del espacio y del tiempo e intentando visualizar como serían los cielos de estos mundos lejanos, cuando su Sol se escondiera detrás del horizonte y una tenue luz extrañamente familiar iluminara la oscuridad de un firmamento por otro lado desconocido, como un puente que aún nos uniera con nuestro pequeño y en ese momento ya lejano mundo azul.

La Luz Zodiacal desde el Paranal y La Silla, donde se aprecia con claridad su forma, como un disco extendido en el firmamento, y que corresponde al plano de la elíptica.

Los telescopios auxiliares de 1,8 metros utilizados para proporcionar luz al VLTI (Very Large Telescope Interferometer). La interferometría, que combina la luz recogida exactamente al mismo tiempo por varios telescopios diferentes, con luz infrarroja es, hasta ahora, la única técnica que permite descubrir y estudiar este tipo de sistemas.

El VLTI detecta luz exozodiacal

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